La música de Tomás González se destaca por la originalidad en mezclar los diversos elementos que la conforman, logrando un lenguaje ecléctico bastante personal. Evidenciando las influencias africanas y brasileñas de la que está compuesto su gusto, crea tejidos rítmico-melódicos entre la percusión y las guitarras eléctricas, que sirven de sostén para que la melodía se exprese libremente, casi siempre en un Down-tempo o en un tempo “Andante”, que va desde el intimismo de canciones susurradas hasta la orquestación de gran densidad instrumental. En "Orangután", Tomás utiliza instrumentos como Ngoni, Balafón, Kora y Djembe, de la tradición africana, y Cavaquinho, Zabumba, Alfaia y Tambourim, de la tradición brasileña, los cuáles se suman al formato de guitarra, bajo, teclado, batería y bronces. Además de la instrumentación escogida, para varias canciones se han recreado e insertado ritmos brasileños, como el Samba y el Maracatú, que conviven con las baterías del hip-hop y las guitarras con reefs africanos. Líricamente, centra su atención en los sentimientos más viscerales del ser humano, los que se expresan bajo contextos casi siempre adversos. Sus personajes se sitúan tanto en situaciones sociales complejas, como países en guerra, o gobernados por tiranos, como en estados psicológicos de fuerte carga emocional. Escribiendo sin anécdotas ni situaciones cotidianas, sino mediante imágenes poéticas que sitúan a sus protagonistas en contextos universales, las letras de Tomás González tienen la particularidad de representar y llegar a oídos de las más variadas latitudes, y sus canciones gozan de gran transversalidad generacional al momento de definir un público que las acoja. Para Tomás, lo más importante de hacer canciones es entregar un mundo propio que sea capaz de conmover a quien lo escuche. El alcance “autoral” de su trabajo es para él una tarea fundamental. Por lo mismo, es difícil definir su “estilo”. Las influencias de la música africana, brasileña, clásica y latinoamericana están a la vista, pero lo que este cantautor logra crear a partir de ellas es más indefinible. Lo mismo ocurre con sus letras, que siempre ofrecen imágenes sencillas, trabajadas con dedicación para llegar a niveles de profundidad y “exactitud” bastante contundentes.