Husar

Husar

  • 流派:Pop 流行
  • 语种:英语
  • 发行时间:2011-10-01
  • 唱片公司:Kdigital Media, Ltd.
  • 类型:录音室专辑

简介

Nota de powermetal.cl por Andy Zepeda: Recuerdo poquísimas ocasiones en las que un disco nacional generara tanto ruido y expectativas, porque por lo general, los grandes discos que se esperan cada año vienen de grandes bandas internacionales. También han sido pocas las veces en que un álbum me ha sorprendido tanto y tan gratamente como aquél que reseño ahora. Debo apresurarme en aclarar que eso no significa que no hay discos nacionales que me hayan sorprendido y me hayan agradado. Por el contrario, son muchos los buenos discos paridos en esta buena tierra llamada Chile, algunos de ellos grandiosos, y se me vienen a la mente piezas notables, como The Secrets Of An Island (Six Magics), Apollyon Is Free (Delta), Concerning Quest (Barroquejón, QEPD), Sounds Of Pain (Uaral) y tantos otros que seguro harían la lista menos injusta, pero bueno, sólo nombro algunos para demostrar que nuestro país sí sabe de buenas bandas y de grandes discos. Sin embargo, del mismo modo, debo ser claro y señalar que -según mi opinión- Húsar es el mejor disco que ha salido desde Chile en el género. Lo anterior puede que sea muy categórico, pero aún si se falla al demostrar aquello, seguro se consigue al menos demostrar que estamos en presencia de una obra que sale de lo común. Así es amigos y amigas, Ives Gullé y Cia. han creado algo de clase mundial, algo que deja en ridículo a cientos de lanzamientos de foráneos. Algo que seguramente con los años se convertirá en un clásico a nivel mundial que seguramente (o eso espero) cambie algunas cosas para Chile. ¿Exagero? Bueno, eso siempre puede ser, pero honestamente no creo estar tan equivocado. Pero antes de hablar cualquier cosa sobre el disco en sí mismo, quisiera señalar un par de puntos más generales, para que el lector entienda bien frente a qué estamos. Es en primera instancia un documento historiográfico sumamente valioso. A casi 200 años de los hechos que se narran en él, constituye una buena fuente para aproximarse a esos hechos. Lo realmente positivo es que si bien esta es una creación artística, y como tal tiene un componente subjetivo y personal otorgado por sus creadores, tiene también una buena cuota de datos verídicos de los que el oyente puede hacer uso y efectivamente aprender sobre un momento de la historia de su país. Ives ha sido muy cuidadoso y responsable en esto. Para armar algo que no fuera meramente un disco o un punto de vista, el hombre se dedicó a estudiar al menos 5 libros y otras diversas fuentes. En ese sentido, uno efectivamente puede aprender acerca de Manuel Rodríguez a partir del disco, y eso no es algo que puedan hacer todos los discos. El otro punto a destacar es el esfuerzo que supone volver realidad un proyecto así. Bien, yo nunca he hecho un disco, pero asumo que es un trabajo realmente titánico, y por eso siempre me alegro por las bandas que lo logran, seguramente con mucho esfuerzo. Pero Húsar es un disco particularmente ambicioso. Son muchos los arreglos, las distintas partes, las voces, las personas, la investigación y el tiempo involucrado. Como bien nos contaba Ives en una entrevista, este es un proyecto que tiene 10 años de data, y eso da una idea de lo complejo que es. Como ven: ¡un logro no menor! Si a uno no le gusta el disco, al menos debe tener la decencia de reconocer eso a los autores. Pero bien, pasemos de una vez a la música. La monumental obra comienza con Retirada, una composición que sirve como introducción, a pesar de sus 3:24 y de que no se llame propiamente así. Es un momento inicial sumamente efectivo, porque dese el inicio te tiene a la expectativa de qué es lo que va a seguir. Comienza con unos muy simples aunque bellos arreglos en guitarra acústica, con el viento susurrando de fondo, pero de pronto se comienzan a escuchar los gritos de un ejército (en la más War Of Wrath, intro de Nightfall In The Middle Earth): es en realidad el fin de la Patria Vieja, puesto que de cierta forma esos soldados que se oyen son los patriotas chilenos huyendo hacia Argentina tras ser aplastados por los realistas en Rancagua (de ahí el nombre del corte, Retirada). Una vez el desastre de esos 1 y 2 de Octubre se va silenciando comienzan a sonar unos arreglos orquestales fabulosos, realmente sobrecogedores que por lo menos a mí como chileno me hacen sentir como si algo se acabara de perder: ¡increíble momento! Una verdadera joyita de Don Nico Arce, de quien surgió este abrumador inicio. Todo un acierto. Llega así Condena, el corte que nos muestra los sentimientos más profundos y amargos de Manuel Rodríguez al estar en Argentina y sabiendo que tras él ha quedado una patria en manos de la Monarquía española. También nos muestra a José Miguel Carrera en una situación similar. Una potente reflexión a partir de tantos años de lucha, y que de pronto parecen haber sido en vano. Han de mencionarse a demás las interpretaciones del propio Ives y de Rodrigo Galaz, que le dan gran dramatismo a esta suerte de diálogo entre los caudillos y amigos. Ives le imprime ese miedo e impotencia de los que se habla en la canción, así como rabia al verse incapaz de hacer algo: ¡No soy más que un exiliado con recuerdos del pasado! Potente. Carrera no está mucho mejor, se siente atrapado y se cuestiona muchas cosas, como las consecuencias de la guerra: ¿Cuántos años se han perdido? ¿Cuantos daños recibidos? ¿Cuánta gente ha muerto en vano? ¡Y se hacen llamar hermanos! En fin, podría seguir por largas líneas, pero sólo quiero graficar lo potente que es el tema en cuanto a letra. La música por otro lado es un cúmulo de aciertos, o una seguidilla de ellos. Acá los detalles y las pequeñeces se cuidan al máximo, cosa que se agradece un montón. Nicolás hizo un trabajo monstruoso en la producción del álbum. Todo suena claro y en el momento en que tiene que sonar. Además, pareciera que nada es del modo en que es porque sí: todo obedece a un propósito. Por ejemplo: los primeros versos cantados por Ives, tienen un efecto en las voces que da la sensación de lejanía y encierro, todo un toque de genialidad. Del mismo, las guitarras, los teclados y las baterías suenen con una claridad que permiten disfrutar mucho más. Hablando de eso, notabilísimo trabajado del gran Fran Muñoz (Dorso) en los tarros, así como de Nico en la cuerdas (bajo y guitarra): ¡tremendos solos! Como dije, podría seguir; pero digamos simplemente que es una tremenda canción. Prosiguen las peripecias de Manuel, aún en Argentina, y ahora junto a San Martín y O’Higgins. En ese sentido este corte es muy interesante, porque muestra el nacimiento del Ejército Libertador¸ a la postre, uno de los pasos más importante para la libertad de Chile y Argentina. Es un corte muy destacable en lo musical, con un carácter que oscila entre el Heavy y el Power. Los puentes son más bien Heavy, pero los estribillos son muy gancheros y suenan a Power, bastante rápido, quiero decir; con la batería machacando a mil por hora, pero siempre con el sello melódico que le ha querido imprimir Ives. La fase introductoria me resulta brillante, nada pretenciosa, pero sí contundente. Presenta unos solos de guitarra por parte de Nico notables, muy dinámicos y bien ejecutados. Como decía, aparecen por primera vez Bernardo O’Higgins y José de San Martín, interpretados por Ricardo Susarte (Polímetro) y Víctor Escobar (Alto Voltaje). No es el estilo en el que por lo general Ricardo canta, siendo lo de él algo más Progresivo, pero la verdad le queda bastante bien y se nota que le acomoda. Suena muy agresivo y enérgico, lo que queda muy en sintonía con la atmósfera del tema. Misma cosa con Ives, que ya con el corte anterior se graduó de Gran Interprete. Llama la atención el carácter lúgubre y agresivo que le da Víctor a San Martín, algo que uno esperaría, pero que sorprende gratamente. Son mucho los detalles que enriquecen la narración y la música. Un gran tema sin duda. La cuarta pista es Humillación, y es otro de los buenos momentos del disco. Potente fase introductoria, cortesía de Camilo Sepúlveda y Fran en bajo y batería respectivamente. Al inicio muestra unas interesantes orquestaciones en cuerdas, que en esta pasada corrieron por parte de Jaime Salva, otro de los que estuvieron muy involucrados en todo el proceso. Aquí voy a evidenciar mi gran ignorancia y diré que no tenía idea de quién era Cristián Farías hasta el momento de escuchar el disco, pero resultó un muy grato descubrimiento. ¡Tremenda voz! Según averiguo, actualmente se desempeñan en la banda Texas Massacre. Acá interpreta a Mariano Osorio, quien fuera primero General en Jefe del ejército español en Chile y luego Gobernador: uno de los malosos (por decirlo de algún modo). Su secuaz en estas andanzas sería Casimiro Marcó del Pont, magistralmente interpretado aquí por América Soto (Polímetro y América Paz). Es interesante ver la frustración que provoca en esos dos la audacia de Rodríguez. En buen chileno: están terrible pica’os, jaja. Además, los chilenos comienzan a agitarse y hacerse fuertes nuevamente, así que la cosa no se les viene tranquila a Osorio y Marcó del Pont. Me parece genial el uso del vocabulario como recurso, pues da cuenta de la gran humillación que se les ha hecho pasar: “Nunca más nos humillarán, campesinos y guachos. Nunca más nos humillarán, estos bastardos revolucionarios. Nunca más nos humillarán, ¡hijos de puta con sueños libertarios!” ¡Notable! Es muy interesante además el diálogo paralelo entre Rodríguez y el ‘bandido’ José Miguel Neira (interpretado sólidamente por Jaime Salva). Es un tema bastante Heavy en su generalidad, pero presenta algunos toques progresivos que lo hacen muy entretenido de oír. Hacia la mitad del tema hay un portentoso solo del gran Claudio Cordero, todo al son de la aplastante base rítmica de Fran y Camilo. Grandiosa canción. El quinto corte es una exhortación a vencer la Opresión. Neira y Rodríguez se encuentran cumpliendo la misión que San Martín le encomendó a Manuel de formar un ejército, mientras tanto Del Pont y Osorio siguen súper podridos por las acciones del ingenioso Rodríguez. Mientras tanto, más allá de la Los Andes, O’Higgins y San Martin siguen parloteando acerca de Carrera y a Rodríguez. Es un tema cargado de aires neoclásicos, pues son diversos los arreglos orquestales. Cuenta con varios cambios de ritmo y diversidad de melodías. Llaman también los arreglos corales que quedan en voz de los patriotas, es algo que no habíamos tenido oportunidad de ver en los temas anteriores y la verdad quedan bastante bien, recuerdan en algo a lo hecho por Tobias Sammet en su Avantasia; quiero decir, el efecto logrado es el mismo. Muy buen solo de Mauricio Quiroz (Garden B**ch) además. Cabe señalar que es el segundo corte más largo de la placa, con poco menos de 8 minutos, y creo que el único pero que se puede encontrar es que quizás es excesivamente extensa. En el sexto lugar asoma Logia, un tema eminentemente Heavy, aunque con alguno que otro toque de Hard Rock. Algo interesante (o una idiotez, dependiendo de cómo se le mire): la parte inicial es una como mezcla entre Powerslave de Maiden y The Pharaoh de Edguy. Vale decir: esa parte al menos está muy bien. En lo personal, creo que sin ser un mal tema, es el que menos brilla. Sin embargo, tiene varios puntos destacables, como la intervención de Bernardo de Monteagudo (en la voz de Jaime “Steel” Contreras, de SteelRage), parte en donde el tema sobresale, así como la de Ricardo. Me parece que el coro podría haber sido un poco mejor, en el sentido de que a mí al menos me resulta un poco apagado. Líricamente es bastante importante, porque marca el comienzo del declive de algunos personajes, moralmente en el caso de O’Higgins, quien manifiesta sentir que está perdiendo el rumbo; vital, en el caso de Neira, quien es apresado, situación que ya no admitirá marcha atrás. Además, de cierto modo se ven las verdaderas motivaciones de cada personajes. Por ejemplo, en el caso de Rodríguez es el patriotismo puro; de Monteagudo, por otro lado, parece más movido por la ambición. Como decía, no es una mala canción, pero deja con gusto a poco. El siguiente corte viene a marcar el final de la primera mitad del disco, del primer acto. Muy apropiadamente fue bautizada como Héroe. En realidad, es una canción compuesta de dos piezas, o partes. La primera es Sendero Solitario, una preciosísima composición en guitarras acústicas ideada por Cristián Banda y (según entiendo) ejecutada por todos los músicos. A decir verdad, es una composición que llama la atención por su sencillez, pero de algún modo se las arregla para hacerse realmente sobrecogedora y emotiva, quizás porque desde el comienzo mismo uno se imagina el contexto en el que se da. No pasa desapercibido el sonido del viento, que de pronto pareciera que silva al ser cortado por las cuerdas. Después de 1:44 comienza la segunda parte: ¿Mártir? ¿Leyenda?, en donde asistimos a los momentos más difíciles de los personajes: Rodríguez, Carrera, Neira e incluso Del Pont llegan al inevitable punto en que uno se ve forzado a ponderar lo que ha ocurrido y sacar cuentas. En lo lírico es uno de los temas más potentes y estremecedores de todo el registro. Manuel Rodríguez llora a sus amigos caídos y ausentes; Carrera llora a su patria desde la distancia; Neira enfrenta a sus asesinos en el pelotón de fusilamiento, Del Pont se da cuenta de que no ha logrado nada. Hay varios versos que llaman la atención por su crudeza. Sólo una muestra: “Vivir como un héroe es vivir en la oscuridad. Empapado en sangre, condenado por siempre a la soledad”, se lamenta Manuel. Y notable es lo que grita Neira: Cobardes indignos. ¡Mira mis ojos al disparar! Que quede en su mente la muerte inocente. ¡Traidor, maldito animal! No sé ustedes, pero yo lo encuentro potentísimo. Me parece que Héroe es uno de los puntos álgidos del disco. Se va desarrollando en los terrenos de la balada, pero en sus momentos más fuertes es un mid-tempo que en realidad nunca llega a perder su carácter de balada, ganando así mucha fuerza y emoción. ¡Genial! ¡Llegamos a otro de los grandes temas! Por lo menos a mí me encantó la variedad que se puede apreciar en Guerra. ¿Es un tema AOR o de Death Metal? Ni lo uno ni lo otro, pero ambas cosas a la vez. Todas las palmas van a Rodrigo “Pera” Cuadra en su rol de Wekufe, el Dios de la Guerra y la Destrucción, quien se apodera de la mente de O’Higgins tras la batalla de Cancha Rayada mientras éste yace herido. En un comienzo el tema podría perfectamente pasar por uno de Death Metal, con unos riffs muy densos y pesados, y por la inconfundible y gutural voz de Pera, pero a medida que avanza, se pueden hallar pasajes sumamente melódicos que parecieran no tener nada que ver con lo anterior, como los coros. Sin embargo, el gran mérito de Ives es hacer que todo forme parte de un continuo. En efecto, todo parece parte de una misma canción, y no se nota un cambio abrupto o algo así. Elementos a resaltar son los solos de órgano y guitarra, en esta ocasión a cargo nada más y nada menos que de Nicolás Quinteros y Alejandro Silva, respectivamente. Los cuestionamientos, casi nobles, de Rodríguez de algún modo contrastan con las repugnantes (porque sí, son bien asquerosas, jaja) reflexiones de Wekufe, y en ese sentido es un recurso estilístico muy notable. Avanzando en la lista, nos topamos con la muy hardrockera Por Mi Patria, que junto a Retirada es una de las más breves. Es un corte bastante interesante, como muchos cambios de velocidad y melodía. Llama la atención la presencia del órgano durante buena parte de la misma, que le da una onda rockera media setentera (al estilo Deep Purple), y ni hablar del solo de Hugo Bistolfi (Rata Blanca), que es como una mirada al pasado a los grandes momentos de Jon Lord, ¡qué detalle! También de pronto asoman algunas orquestaciones que hacen la mezcla aún más rica. O sea, tiene un Rock setentero, pero moderno, muy pesado pero también melódico. Hay que recalcar el trabajo del dúo Susarte-Contreras, que hacia el final la rompe. Ya me preguntaba en qué punto del álbum figuraría la que es quizás la línea más histórica y a la vez mítica de Manuel Rodríguez: “¡Aún tenemos Patria, ciudadanos!” Justamente aquí, el título lo hacía evidente en realidad. Acá vemos como O’Higgins vuelve a la escena, después de haber sido creído muerto por el pueblo y por el mismo Rodríguez, quien de hecho tomó el mando del país en un momento. Claro, él entrega el poder de inmediato al saber que O’Higgins está vivo, pero a éste no le cayó nada de bien el asunto. ¡Se ponen tensas las cosas! Seguimos progresando y nos encontramos con Libertad, por lejos uno de los temas más gancheros de todo el disco. De hecho, creo que bien podría haber sido el single. Es bastante similar al corte anterior en cuanto a que es medio hardrockero y bien melódico. Las melodías vocales están muy bien trabajadas, sobre todo en el estribillo, resultando en algo muy ganchero y que se mete en tu cabeza después de un par de escuchas. Un muy buen trabajo de Nico (¡nuevamente!) en las teclas y las cuerdas, especialmente en estas últimas, con las cuales se despacha un solo de gran factura. Aparece también por primera vez Rodrigo Varela (de Maze) como José Manuel Benavente, quien se supone será quien combata al lado de Manuel con las fuerzas patriotas, sin embargo O’Higgins le negará esta posibilidad a Manuel, prohibiéndole combatir en Maipú y encerrándolo posteriormente. En ese contexto se halla Rodríguez al iniciar el siguiente corte, el ya conocido Lamentos. Bueno, ya casi todos deben haber tenido oportunidad de escucharlo, así que no me detendré mucho en él, sólo para señalar que me parece una excelente canción, de lo más destacado de Húsar. Creo que fue una buena idea elegirlo como tema promocional, porque es muy representativo de la propuesta general de Húsar. Un tema variado, potente y melódico, con muy buenas voces por lo demás. Ya hacia el final del camino hallamos a La Muerte. Bueno, de pronto uno olvida que la historia de Manuel Rodríguez es una muy trágica, y quisiera que tuviera un final feliz, pero eso no sucederá. La Muerte se divide en cuatro partes, la primera de ellas es Plegaria, que inicia justamente con los murmullos de una plegaria, que se confunden con el sonido del agua cayendo y el resonar de unos truenos a la distancia, todo mientras suena una bonita tonada en guitarra acústica. Es un bello momento que sólo puede hacerte sentir empatía con el prisionero Rodríguez. Rápidamente y de golpe inicia Vida o Muerte, el segmento donde De Monteagudo y O’Higgins maquinan para castigar a Rodríguez y salvaguardar su posición en el poder, a pesar de que lo reconocen como un grande. Por otro lado Benavente visita a su amigo en su celda y allí conversan sobre lo que se avecina. La III parte es Juicio¸ y claro, es cuando los malosos deciden la suerte del héroe: el destierro. En este punto de Rodríguez se enfrenta a O’Higgins, a quien Monteagudo ha manipulado en este asunto. ¡Momento de tensión máxima! Notables son los versos finales: “Es el tiempo que te calles, sucio e inmundo animal. ¡Ya es tiempo de que sepas que aquí mando yo carajo!” Casi como una sentencia resuenan esos versos de O’Higgins. Luego prosigue la IV parte, Camino a Til-Til. Bueno, ya todos sabemos lo que allí ocurrió. Esta cuarta parte es de una amargura impresionante, nuevamente uno no puede sino empatizar con el héroe y sentirse tan abatido como él. Los arreglos orquestales proporcionan una atmósfera de tragedia impresionante. Suena la misma melodía que en Héroe, pero en vez de cuerdas, aquí se utiliza un piano, lo que le da cierto toque de tristeza. También se utilizan las mismas líneas vocales, así como versos similares, pero más melancólicos: “Me consume el miedo, estoy solo”. Un último grito desesperado de Carrera, Neira y Rodríguez y… Ya está. Así termina la épica aventura de Manuel Rodríguez y sus compañeros caudillos. Antes de finalizar hay una V parte: Requiem, que la verdad llega de forma inesperada, porque luego de ese momento devastador que es Camino a Til-Til, irrumpe con mucha fuerza, como si una canción puramente Heavy Metal estuviera por comenzar, pero es sólo el amague. Termina todo con un arreglo coral de réquiem que va poco a poco desaprendiendo e indicando que ya todo acabó: una gran forma de cerrarlo todo. El Húsar cabalga hacia la eternidad. ¡Uf! Tremendo. ¿Qué puedo agregar? Me parece que no mucho. Solo reiterar que Húsar es un gran, gran disco, tanto así que para mí asoma como lo mejor que se ha producido en Chile (a nivel de Metal y Rock). Es cierto, esa es sólo una opinión, que puede ser refutada por lo demás. Sin embargo, creo que nadie podría negar que es uno de los discos más importantes editados a nivel nacional. Seguramente no todos han podido percibir dónde radica esa importancia, esa relevancia. Creo que Húsar va más allá de Metal, va más allá la música incluso. Creo que se constituye como parte de nuestra historia, como parte de nuestra cultura y parte de nuestra patria. Aunque no te guste el disco, no puedes fallar al notar que este registro es el testimonio de un legado, que a su vez más trasciende la figura y la leyenda de Manuel Rodríguez, de todos los personajes que aparecen y de los creadores. El verdadero sentido de este disco está allí para que quien lo escuche pueda descubrirlo, sentirlo y apropiarse de él. Nota por Andrés Valenzuela de kuburbianos domingo, 17 de julio de 2016 Ives Gullé – “Húsar” (2011) Se insiste con la idea de que los trabajos mediáticos no siempre son sinónimo de calidad. Muchas veces en lo mediático incide la influencia de los sellos editoriales, el peso específico que ya tenga el artista o la llegada que pueda tener con dichos medios. Pero también un factor determinante obedece al género musical del que se trate. Y en eso, si bien puede notarse menos al haber un cúmulo importante de medios especializados en la materia, por estos lados el metal todavía sigue estando dentro de los estilos marginados. Aquello es algo que no se justifica, pero en este caso tampoco se entiende. Primero, porque no debiese existir tal discriminación hacia ningún artista, pero tampoco se logra dimensionar cómo podría haber falta de interés en medios por un trabajo que no solo se erige como la primera ópera metal realizada en Chile, sino que además se trate de una épica protagonizada por personajes como Manuel Rodríguez, el Húsar de la Muerte, Mariano Osorio y Casimiro Marcó del Pont, líderes realistas en la colonia, Bernardo O´Higgins, el llamado padre de la patria, José Miguel Carrera, José de San Martín y otros que no se habían visto en una obra vinculada al rock. La singularidad del producto al menos debiese haber llamado la atención. La mente maestra detrás de la obra es Ives Gullé, músico chileno conocido por su trabajo vocal en Gardenbitch y por su memorable rol de Judas Iscariote en ediciones pasadas del montaje Jesucristo Metalstar, que estuvo trabajando cerca de diez años en la realización del proyecto que, finalmente, pudo llevarse a cabo y materializarse en su registro recién el año 2011, con el apoyo de varios nombres de peso de la escena metal local, siendo así la pieza, además, una buena muestra de lo que los músicos del género son capaces de mostrar. La calidad del producto final deja de manifiesto todo lo anteriormente señalado: se trata de una obra narrativamente muy bien construida y con un desarrollo e interpretación musical impecable, que nada tiene que enviarle a los grandes nombres del metal a nivel mundial ni a trabajos de corte operático de similares características, erigiéndose de esa manera como una pieza singular no solo del metal sino que de la música local, marcando así un precedente que abre caminos en terrenos no explorados con anterioridad. Como se señalaba, la obra narra una historia muy intensa que podría llamarse algo así como “la pasión de Manuel Rodríguez”, un personaje importantísimo en la historia de Chile que en cierta forma ha sido considerado de manera secundaria frente a la hegemonía del legado de Bernardo O´Higgins, y que no solo por su encomiable coraje sino que también por decisiones de otros partícipes e incluso el acaso, tuvo que enfrentarse a circunstancias terribles y a un aciago final. Es precisamente en este punto, ya desde el inicio del disco, que luego de la introducción instrumental “Retirada” representando el momento posterior a la batalla de Rancagua, abre con “Condena”, en que puede verse el principal aporte artístico de la placa: lejos de un discurso patriotero, chauvinista o trillado, a la medida de lo que se viene escuchando sin chistar y hace demasiados años desde los más tempranos años de la educación escolar, lo que se propone es plasmar un relato muy humano, en donde no hay héroes impolutos ni villanos execrables, ahondando en una multiplicidad de temáticas y subtramas muchas veces ignoradas en la historia oficial con el fin de higienizar la imagen de los involucrados. De este modo, puede verse la gestación del contraataque criollo gestado en Argentina, “Ejército Libertador”, pero lejos de la idealizada hermandad, se plasma con claridad la inmensa distancia y los irreconciliables conflictos entre, por un lado, Rodríguez y Carrera, y por el otro Bernardo O´Higgins, quien ya se mostraba como un personaje autoritario e inseguro, en parte por su condición de “guacho”, y que amenazaba con hacer fusilar a quien se pusiera en su camino. De hecho, el desarrollo de este personaje, el más idealizado de la historia local, es el que recibe el tratamiento más interesante: desde el influjo que tiene en él la Logia de Lautaro al momento de tomar decisiones, “Logia”, hasta sus preocupaciones respecto al legado que pretende dejar con su obra, pasando por el respeto que a contrapelo siente por Manuel Rodríguez e incluso lo sanguinario de su propia naturaleza, cosa que le recuerda el mismísimo Wekufe en medio de una cruenta batalla, “Guerra”, se presenta a un personaje profundo, con matices muchas veces contradictorios y que choca con la irreal visión que se ha exhibido del mismo en la historia. Es esa otra gran virtud del libreto: además de subvertir la historia oficial, también busca hacerla más creíble gracias a personajes humanizados y con inseguridades, defectos y contradicciones, llegando en esto incluso a transgredir la noción misma del héroe. En la que se erige como una de las mejores canciones del trabajo, “Héroe”, entre otros personajes que se manifiestan, puede verse, por un lado, a Manuel Rodríguez, lejos de la imagen romántica del guerrillero, muerto de frío, tratando de hacer fuego, asustado y llorando a sus muertos, y por el otro a Casimiro Marcó del Pont, gobernador realista, cuestionándose si valió la pena venir al fin del mundo buscando una gloria que al parecer nunca existió. Ambos personajes se emparentan al cuestionar los respetivos roles que fueron llamados a desempeñar en la historia, haciendo ver aquello más como una maldición que como un privilegio. Es ahí donde está la gran virtud del “Húsar” de Ives Gullé: no hay buenos ni malos, no hay generales ostentado laureles de victoria ni villanos derrotados. No hay en verdad amor por la patria ni la corona. Es solo un grupo de personas que fueron llamadas a protagonizar uno de los acontecimientos que determinó el devenir de la historia local, todavía peor, por un precio que nadie les preguntó si querían pagar. O como dice la canción en versos del mismo Marcó del Pont, “sin importar raza, clase o sangre, todos han muerto por sus ideales, nos llamaran héroes o tal vez mártir. ¿Pasado, historia o leyenda?”. Sin duda, “Húsar” de Ives Gullé será una obra que envejecerá bien. No solo por ser un tremendo trabajo de rock, excelentemente desarrollado y compuesto, particularmente bien ejecutado, tanto musical como vocalmente, particularmente acertada la elección de las voces para cada personaje, y que innova tanto en la temática para una ópera metal, como por la forma en que trata un capítulo de la historia de Chile, sin discursos baratos y libre de toda la mitología construida en torno al concepto de héroe patrio, sino también porque es un disco sincero, auténtico, visceral a momentos, cargado de nervio y sangre, casi como queriendo recoger los reales sentimientos que doscientos años atrás seres de carne y hueso que se vieron involucrados en estos acontecimientos se vieron forzados a experimentar. Solo el tener una visión dinámica de la historia permite a los pueblos tener una mejor consciencia de su origen, evitar anquilosamientos y así prevenir la repetición de errores. Si un importante paso en ello se pudo dar desde la música, este es un trabajo cuya relevancia solo recién está comenzando a destilarse.

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