Cultrum presenta su primer disco “Viu, somriu, somia” (Vive, sonríe, sueña), que salió a la luz el pasado mes de junio. Aunque se trata del primer disco de esta numerosa banda no se considera un resultado embrionario. Cultrum acumula mucho trabajo a sus espaldas, muchas horas de ensayo en locales y creando principalmente en la naturaleza. Por este motivo podemos definir Cultrum como una banda natural, orgánica, de raíz, pero a la vez muy animal y reivindicativa. Han llegado para dejar huella. Las principales influencias de la banda se encuentran en la música negra, sobre todo el reggae, aunque también cuenta con la influencia del soul, el ska y varios sonidos latinos. Las letras de Cultrum, que coge prestado su nombre del principal tambor de la cultura indígena mapuche, son frescas y directas, y se centran en cuestiones de índole personal y también sociales, y en especial de plena actualidad, bien sea por los últimos acontecimientos ocurridos en el sur de Europa, o por lo que viene ocurriendo en otros continentes. Cultrum tiene un mensaje universal, por lo que sus letras son en catalán, castellano e inglés, y de ese modo llegar con facilidad a una mayor parte del público. Si el chamán mapuche utiliza el cultrum durante sus rituales para expulsar los malos augurios, los 10 cangrejos de Cultrum se han hecho con este medio y realizan sus reuniones culturales: conciertos tejidos de una personalidad propia y difícilmente encasillables. Viu, somriu, somia ha sido creado en el estudio Most Wanted Studio de Altafulla y autoproducido por los mismos integrantes de la banda, asesorados por Joan Rubinat, y los consejos, maquetación y diseño gráfico de Miquel Requena. Este hecho, la autoproducción, al cual se aúna la licencia libre de Creative Commons, no es casualidad. La forma de ver y vivir las experiencias de Cultrum, ha llevado a la banda a seguir este camino, probablemente laborioso y complicado pero a su vez muy gratificante. Algunos dirán que es por el número de integrantes, para otros será la sección de vientos o el acordeón, y finalmente habrá quienes lo achacarán al baile continuo y permanente en sus conciertos. Sea como fuere, Cultrum llega con modestia, frescura y sinceridad, características propias de un niño con zapatos nuevos.