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简介
Editores / Publishers: SACVEN /SACEM /SGAE los temas: Ro-cí-o, El Guaguanco de Chocolate, Hello Dolly, Barlovento. Editor PEERMUSIC de Venezuela los temas: Yes Sir That’s My Baby & Los Aretes de la Luna. Editor UNIVERSAL MUSIC PUBLISHING VENEZUELA S.A. el tema: Garota de Ipanema. Músicos: Trombón solista: Félix Rodríguez Trombón ensamble 1,2,3 y 4: Félix Rodríguez Voz solista en los temas Júralo y El Guaguanco de Chocolate: Milagros Warrick Piano, teclados y baby bass: Julio Quincy Sierralta Guitarras, tres, bajo Fender: Carlos Palacios Cuatro: Aquiles Torres Oboe: Andrés Medina Flauta: José Antonio Vásquez Tuba: Esteban Villegas Percusión: Frank Seijas, Carlos (Nene) Quintero, Carmelo Sánchez, Nicolás Monterola, Ernesto Velazco Producción ejecutiva: Félix Rodríguez Producción musical: Carlos Palacios, Julio Quincy Sierralta Arreglos: Félix Rodríguez y Román Martínez Grabado en: K-LWA Entertainment Ingeniero de grabación: Julio Quincy Sierralta Edición y mezcla: Carlos Palacios Masterización digital: Carlos Palacios Master: Frank Fiore Asesor de ventas online / Licencias Musicales: Luis Lange Diseño gráfico: Rocío Rodríguez/ www.gruppefi sch.com. Berlin, Alemania Fotografía: RICARD-2, Fabio Guidino, Ernesto Velazco Manufacturado en Caracas, Venezuela por Corporación Optilaser C.A. Agradecimientos a Concetta Campagna de Rodríguez, Félix Rodríguez (hijo), Silvia Gómez, Ramón Duarte, Rocío Higuera y Sergio Chapman. Dedicatoria a mis padres Félix y Margot y a mis hermanos Rocío, Thaiz y Carlos en la dimensión que se encuentren. Quedan reservados todos los derechos del Productor fonográfico y del propietario de la obra grabada. Salvo autorización quedan prohibidos la publicación, alquiler y préstamo, así como la utilización de este disco para la ejecución pública y radiodifusión. Deposito Legal FD2522014344 2015 © Félix Rodríguez/ SO-N-3. Caracas, Venezuela. ***** Insert Text **** La consanguinidad irremediable respira la participación afectiva, la petición de un primo en función de la hermandad, no amerita postergaciones ni en los tiempos ni en los espacios. Apremia entonces la, intención y la necesidad de invitarte a saborear esta taza de “chocolate”. Encontrarás en principio el notable talento de un hombre dedicado a los anagramas invisibles, que se tambalean, en los pentagramas de siempre, ahora sujetos a la metamorfosis despierta y encandilada de un maestro de la música y sus caprichos experienciales. En este momento está su corazón más amelcochado y con un sabor mucho más desbordado, debe ser la miel de la experiencia del veterano, o la elegancia luciferina del competente, quizás la luz del talento natural y privilegiado que encontró la clave para conjugar esa música latina, y así, vincular sangre, substancia, pasión, muerte y arte. Entre otras novedades debuta y le sobra profesionalismo, como compositor, demás está decir, y a las pruebas me remito, que lo hace con un derroche de conocimientos que desabotonan estos estilos sin tachadura alguna. Este chocolate tiene todo, una textura de arreglos que despiertan al alma, un sabor a barro fresco y un aroma de abrazo terrenal incitante; es esa textura viscosa de aire americano entreverado a esa urdimbre caribeña llena de olas, nubes y sol. Yo lo probé, y el sabor no pudo contener esas ganas desterradas de exiliarse para perderse adentrándose en la armonía de estas canciones. Esa manteca del guaguancó de García, escuchar esa mujer, elevando un juramento a la nada, el bailoteo atractivo de la chica brasilera de Jobin y la “Travessia” de su paisano Nascimento. EL recuerdo de Miller, Gilliespie. Esa pieza de 1.925 de Kahnm y Donaldson. La intervención de Paquito para recordar Puerto Rico. La luna cubana de José Dolores Quiñones, incompleta y desolada sin sus aretes. El repicar de tambores barloventeños de Serrano y todas las especias derramadas con sabor y fusionadas con la salsa de Chano Pozo, abren sonrisas placenteras y ensoñaciones preclaras de satisfacción y contentos. Es difícil describir lo intangible de las sensaciones que se destierran tras el empuje del encantamiento de los fantasmas de la música, y de ciertos temas, inevitablemente, se glorifican en las texturas de la piel del alma, donde reposa tranquila, escuchando lo increíble. Esta taza de chocolate tiene esa magia del clavo efervescente, tocada por la corchea y las canela trasnochada de lo mitológico, que hace brotar imágenes de pimienta negra insospechada en el espejismo desbordado por el sonido eficazmente elaborado; donde el piano, la percusión y el trombón, terminan de toquetear con azúcar negro, el toque de sal y la moscabada, la redondez alucinante en la totalidad de los temas. Y sí, el instrumento extraño es el trombón, y la especia el cardamomo, son los protagonistas de la mezcolanza viscosa y empegostada de la entrega almibarada y ancestral de un Félix distinto…aquí está el hombre de la música y del trombón, con los ojos pelados y el temblequeo titubeante del ser humano sensible y emocionado componiendo las tribulaciones que resuenan dentro de su cabeza genial, haciendo con la perseverancia propia del experto, su tradicional oficio. Oficio manoseado con la ternura de la aptitud, con el irrelevante desvanecimiento de la competencia estéril, premiado con el entendimiento prehistórico del asunto musical, desganado de fama y despreocupado de la fortuna, acusando el paso de una historia cargada de muchísima experiencia, y este final hermoso, culminan la tarea y la alegría de lo soñado, plasmado en melodía, y en amarronado chocolate caliente, celestial y sabroso. Me consta que todas las piezas se trabajaron con ardua dedicación y esmerada minuciosidad académica, horas convertidas en extralimitaciones temporales interminables, caminatas nocturnas esperando que la inspiración y la divinidad se conjugaran en vibraciones, y emergiera gloriosa, la música. Es que el autor tiene la extraña manía de toquetear desmedidamente las notas, hasta el hartazgo idealizado, de una manera impecable, lo cual hace que este chocolate te llegué al infinito, te inunde de placidez y te eleve a la ensoñación. Yo, sentado continuo paladeando este elíxir musical achocolatado, te invito a degustar esta sabrosura pura y entregada, sorber esto, me hace algo así…como feliz. Sergio Chapman R.